El Patrimonio Inmaterial

El Patrimonio Inmaterial representa la fuente vital de una identidad profundamente enraizada en la Historia y comprende [quote]»el conjunto de formas de la cultura tradicional y popular o folclórica, es decir, las obras colectivas que emanan de una cultura y se basan en la tradición. Estas tradiciones se transmiten oralmente o mediante gestos y se modifican con el paso del tiempo a través de un proceso de recreación colectiva. Se incluyen en ellas las tradiciones orales, los costumbres, las lenguas, la música, los bailes, los rituales, las fiestas, la medicina tradicional y la farmacopea, las artes culinarias y todas las habilidades especiales relacionadas con los aspectos materiales de la cultura, tales como las herramientas y el hábitat.» [/quote]
La índole efímera de este patrimonio intangible lo hace vulnerable. La salvaguardia de este patrimonio debe partir de la iniciativa individual y recibir el apoyo de las asociaciones, especialistas e instituciones.

Las formas culturales a promover

Este territorio y esta población conservan diversas formas de cultura oral compartida, total o parcialmente, por gallegos y portugueses en la cual los procesos de transformación de la naturaleza en cultura presentan singularidades evidentes. Entre ellas podemos citar:

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[li]Una rica literatura oral, música y danza, en las que se refleja una visión del mundo y que son muy semejantes en Galicia y en el Norte de Portugal. Las regueifas, o cantares de desafío improvisados, son una buena muestra de esta literatura oral, como lo son también las variadas leyendas, cuentos, cantigas, romances, refranes y adivinanzas que aún se conservan en la memoria de los más viejos.[/li]

[li]Una Simbología marcada por el contexto histórico y ecológico que identifica una conciencia con un referente cultural idéntico.[/li]

[li]Un universo festivo que tradicionalmente se adaptó a los ritmos de la naturaleza y del año, con fiestas del ciclo anual, fiestas de los patronos y romerías,muchas de ellas de origen ancestral y otras, fruto de una cultura cristiana leída en sentido ecológico-cultural. Celebraciones como el Entroido o Carnaval en diversas localidades de Ourense y de Trás-os-Montes conservan máscaras que se remontan, por lo menos, a los tiempos medievales. Lo mismo sucede con celebraciones como el Corpus de Redondela, que mantuvo viejas danzas gremiales o como la Coca de la vecina localidad portuguesa de Monção, la Coca, una especie de Tarasca.[/li]

[li]Hablas que a pesar de sus variantes dialectales y la influencia de la lengua de los respectivos estados, conservan afinidades léxicas, fonéticas, morfológicas y sintácticas evidentes. El origen común de la lengua galaico-portuguesa mantiene aún sistemas lingüísticos mantiene aún sistemas lingüísticos próximos a este tronco común, presentes en ambas comunidades.[/li]

[li]Formas de cultura vinculadas al medio ecológico marítimo, con embarcaciones típicas como la dorna o la gamela, así como viejos saberes sobre localización de caladoiros para «matar peixe», el recuerdo de un sistema gremial de división de funciones y de beneficios entre las tripulaciones o el aprovechamiento de las algas depositadas por el mar en las costas para fertilizar las tierras.[/li]

[li]Una cultura agraria en los valles más ricos con predominio de cultivos como el maíz o la vid, lo que da lugar a formas específicas de apropiación de la tierra y de transformación de los productos. En este caso, como en el que señalamos a continuación, son muy ricos los conocimientos tradicionales sobre plantas y animales, tanto salvajes como domésticos, o cual es indicio de una peculiar apropiación de la naturaleza mediante categorías cultural-lingüísticas.[/li]

[li]En contraste con los valles, en las zonas de montaña de desarrolló una cultura centrada en la cría de ganado y el cultivo del centeno, lo que dio lugar a la creación de formas relacionadas con el aprovechamiento de lo no cultivado –montes comunales, vezeiras de ganado.[/li]

[li]En relación con la exploración del medio, pero también abiertos al universo exterior, persisten habilidades y saberes artesanos que se guardan en la memoria oral, como el recuerdo de los afiladores de Ourense, que llegaron a crear un modo de hablar gremial, hoy en peligro de desaparición, lo mismo que sucede con la jerga de los canteros pontevedreses. En el lado portugués aparecieron también oficios como el de serranchín (serrador) que recorrerían toda Galicia, e incluso las vecinas tierras de León y de Asturias, serrando madera con la «sierra de aire».[/li]

[li]La vestimenta tradicional, y los aderezos que la acompañan, especialmente en sus formas más ricas, es un elemento vistoso que tiene en la actualidad, cuando cayó en desuso en la vida cotidiana, nuevas connotaciones de carácter estético-identificadoras, pero también es revelador de un saber artesano basado en materias primas como el lino y la lana producidos en esta zona desde tiempos prehistóricos.[/li]

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Los aspectos citados son otros tantos hilos indicadores de la presencia de un sistema cultural que podemos definir como tradicional y que sumerge sus raíces en un pasado más o menos apartado, a pesar de algunas incorporaciones recientes fruto de aquello que Hobsbawn definió como «invención de tradiciones», fenómeno que no debe ser menospreciado, pues los procesos de tradicionalización también son un hecho de cultura. Razones prácticas y razones lógicas llevan a que esta candidatura se centre solamente en muestras singulares de este vasto sistema cultural.

Es preciso insistir en que el rescate y la valoración de formas concretas no nos debe hacer perder de vista que las culturas se componen de elementos heteróclitos que están en relación permanente de yuxtaposición y subordinación, siendo necesario situar los ejemplos escogidos en un contexto pertinente para entendersu significado.

El objetivo es procurar en la oralidad de esta región los matices que caracterizan su excepcionalidad en el espacio cultural europeo cuyo sentido y valor se concretan en las muestras seleccionadas para esta candidatura.

Al fin y al cabo, los contenidos de un cuento pueden resultar incomprensibles y si no, los explicamos mediante los mensajes sobre la familia o sobre la naturaleza que ese cuento pretende transmitir de forma más consciente o inconsciente. Somos, con todo ello, sabedores de que este folclore, es decir este “saber popular», tiene una dimensión adicional que especialistas como Baussinger o Martí definen como folklorismo.

Entendemos por folklorismo todo proceso que conduce al levantamiento de una forma de cultura de su contexto original para introducirla en nuevos ámbitos, lo que presupone una modificación en su significado.

Aunque los procesos de este tipo fueran muchas veces criticados y definidos como fakelore, creemos estar en lo cierto si afirmamos que estas traslaciones, y los consecuentes cambios de funciones y de significado, son inevitables y, por ello, nuestra aspiración es crear o revitalizar unos lugares físicos, sociales y cognitivos de la memoria en medio de una sociedad y de una cultura tecnológicas que, necesariamente, darán nuevas interpretaciones a las formas revividas o conservadas por esta vía.

Conviene no olvidar que la cultura es una capacidad que reside en la mente humana. En esta perspectiva «mentalista» los objetos no son cultura, sino manifestaciones de esa capacidad humana que responde a lo universal de las potencialidades del homo sapiens sapiens, que se manifiesta en formas y mentalidades diversas.

Esta óptica hace de los «objetos» no sólo formas materiales, sino también significantes que liberan ideas, creencias, valores y habilidades, de carácter inmaterial. Por ello incluimos en este proyecto, basado en el patrimonio definido como «inmaterial», numerosos objetos –máscaras, arados, carros, hórreos, etc.– que ilustran un ethos y un pathos, o unas facultades lingüístico-comunicativas asociadas a los citados «objetos» de los cuales no podemos prescindir si queremos dar una visión holística del hecho cultural.

Esta propuesta, por tanto, está encaminada a mostrar y activar la cultura oral inmaterial sustentada por espacios o soportes materiales en los que las ideas, valores, habilidades y creencias se concretan o apoyan.